Hoy queremos hablaros de un tema relacionado directamente con el vino, el maridaje, para algunos considerado un arte y para otros simplemente una tendencia gastronómica. Por definición, maridaje es la unión con la que algunas cosas se enlazan o corresponden entre sí. En este caso, con la unión del vino y la comida buscamos crear sensaciones nuevas mejorando así la experiencia gastronómica.
En algunas culturas el vino ha sido considerado un alimento básico históricamente, por lo que las tradiciones culinarias y la producción de vino han evolucionado de manera conjunta, ya se combinaban los platos típicos de un lugar simplemente con los vinos de la zona. Así pues, podemos decir que el arte de combinar alimentos es un fenómeno relativamente nuevo y moderno.
En el ámbito de la restauración, la figura de sumiller es la encargada de recomendar las combinaciones a los comensales. Con el objetivo de dar lugar a sabores incomparables para disfrutar comiendo. Ciertos sabores y texturas pueden llegar a provocar combinaciones fantásticas al mezclarse con el vino.

¿Cómo se hace el maridaje?
Por regla general, el vino tinto es ideal para degustar carnes, sobre todo carnes rojas. Eso es así porque dentro de los tintos hay una sustancia química natural, los taninos, más abundante que en los otros tipos de vinos. Esta sustancia ayuda a suavizar la grasa del alimento con su efecto secante. Así, el vino tinto equilibra las carnes, aportando armonía al paladar en cada sorbo. También debemos tener en cuenta la manera en la que estén preparadas las carnes, por ejemplo si la carne va acompañada de una salsa fuerte, el vino debe tener más estructura como un vino “reserva” o “gran reserva”.
Un buen consejo es que cuanto más grasa contengan los platos, el vino tiene que ser más estructurado y con más tiempo en barrica. En nuestra tienda tenemos una gran selección de vinos tintos que si eres amante de las carnes seguro son de tu interés.


Por sus características, los vinos blancos están asociados a ser vinos para pescado. Esto se debe a que sus características en sabor y aromas los hacen más suaves que los tintos. Además, por la uva con la que se elaboran tienen menor porcentaje de taninos. Estas características conllevan a que el blanco respete mejor el sabor del producto al que acompañan. Por otra parte, su acidez hace que resulten vinos frescos. Esta cualidad los hace magníficos para maridar también con marisco.
Os damos otro consejo, si el pescado es blanco, va bien un vino blanco; pero si es graso como el salmón o el bacalao, se marida con un blanco macerado en barrica o con un tinto crianza. Si te gustan los vinos frescos, echa un vistazo a nuestra selección de vinos blancos.
Llegamos a la hora de los postres, donde siempre hay dificultades por el contraste de sabores. Los vinos dulces son un buen acompañante, pero es importante que tenga cierta acidez para que el postre no se haga pesado. Es aconsejable no mezclar vinos secos con platos muy dulces, ya que percibiríamos un sabor muy ácido.

Consejo de maridaje
A la hora de hacer un buen maridaje es imprescindible concebir el menú de manera global. Hay que tener en cuenta que un vino con mucho cuerpo nunca debe preceder a uno más ligero, porque el sabor del ligero podría quedar anulado.
Es habitual que entrantes y primeros platos sean acompañados de vinos blancos y rosados, para seguir con tintos jóvenes, maduros y poder terminar con vinos dulces o generosos.
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